Cuando piensas en Ana de Armas, piensas en una historia de superación: una joven cubana que escapa del yugo de una dictadura para brillar en la meca del cine. Su talento la llevó de "Blade Runner 2049" a "Knives Out", hasta convertirse en Marilyn Monroe en "Blonde". Ahora, con "Ballerina", el esperado spin-off de "John Wick", podría estar en su mayor momento de gloria. Pero aquí viene el giro inesperado digno de un thriller: su relación con el hijastro de Miguel Díaz-Canel, el actual dictador de Cuba.
Sí, la misma Ana que logró escapar de un sistema que asfixia la libertad y trunca los sueños de millones, ahora se encuentra vinculada sentimentalmente con alguien que representa exactamente lo que ella dejó atrás. ¿Incoherente? ¿Síndrome de Estocolmo? ¿O simplemente una mala elección?
El romance que podría costarle la taquilla
"Ballerina" tiene todo para ser un éxito: acción brutal, una protagonista carismática y el respaldo de la saga "John Wick". Pero, extrañamente, la promoción de la película ha sido sorprendentemente discreta. No hay el bombardeo de marketing que suele acompañar a estas producciones. ¿Casualidad o precaución? En un mundo donde las redes sociales pueden levantar o hundir una carrera, un romance con la dictadura cubana podría hacer que "Ballerina" sea boicoteada por exiliados y amantes de la libertad en todo el mundo.
La historia se repite: el caso de Buena Fe
Si creías que Ana de Armas era la primera en tomar una ruta incomprensible, recordemos a Buena Fe. El dúo cubano tuvo la oportunidad de oro de trabajar con Ricardo Arjona, uno de los artistas más influyentes de la música en español. Era la puerta a una audiencia global, a escenarios internacionales, a la posibilidad de crecer sin ataduras políticas. Pero, en vez de desligarse del régimen castrista, decidieron doblar la apuesta y defenderlo. Resultado: el ostracismo. No los quiere la disidencia, pero tampoco los quiere el mundo libre.
La lección que nadie aprende
Es comprensible que el exilio sea frío, que Hollywood sea una jungla y que las raíces llamen en los momentos de soledad. Pero volver a aquello de lo que huiste es un sinsentido. Ana de Armas podría estar arriesgando mucho más que una película de acción: su credibilidad, su imagen y su apoyo en una comunidad que la vio como un símbolo de lo que sí es posible. ¿La cuestión del amor es secundaria cuando se trata de la libertad? Absolutamente.
Si algo nos ha enseñado la historia es que alinearse con los opresores siempre cobra factura. Y en este caso, podría costarle a Ana de Armas mucho más que la taquilla de "Ballerina". Podría costarle su lugar en la historia como un verdadero ejemplo de libertad y progreso.
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