Silvio Rodríguez, una de las voces más emblemáticas de la Revolución Cubana, ha reiterado en diversas ocasiones una frase que resuena con fuerza: "A la revolución cubana nunca se le dejó ser... y si nos hubieran dejado, ¿qué hubiera pasado? Nunca nos han dado derecho a cometer nuestros propios errores... y si hubieran dejado a los locos aquellos hacer lo que querían, ¿qué hubiera pasado?". Estas palabras, aunque poéticas y resonantes, carecen de fundamento cuando se examina la realidad de los hechos.
La Manipulación de la Narrativa Histórica
El problema con las declaraciones de Rodríguez es que omiten una verdad fundamental: no fue la comunidad internacional la que aisló al régimen de los Castros; fueron los Castros quienes aislaron deliberadamente a la ciudadanía cubana del resto del mundo. Desde la expropiación de negocios y propiedades privadas hasta la cadena de abusos a los derechos humanos, el régimen cubano ha sido el arquitecto de su propio aislamiento. Las sanciones y reacciones internacionales no fueron más que respuestas a las atrocidades cometidas por el régimen.
¿Derecho a Equivocarse o Estrategia de Poder?
Rodríguez habla de un derecho a "cometer errores" que, en teoría, debería haber sido concedido a la Revolución. Sin embargo, esta narrativa pasa por alto el hecho de que los errores no fueron simplemente errores, sino decisiones calculadas para mantener el poder absoluto en manos de los Castros. El aislamiento de la ciudadanía cubana, la represión de las voces disidentes y el control férreo sobre todos los aspectos de la vida en la isla no son "errores" que la comunidad internacional debería haber permitido; son tácticas de opresión.
El Juego del "Necio"
Silvio Rodríguez, con su canción "El Necio," parece asumir una postura de desafío, afirmando su lealtad a la Revolución incluso frente a la represión. Sin embargo, este desafío es superficial, una máscara para justificar la complicidad con un régimen que ha traicionado los ideales revolucionarios en favor del control autoritario. El "Necio" no es un símbolo de resistencia, sino de conformidad con una narrativa que perpetúa la opresión en Cuba.
La Responsabilidad del Periodismo
Es crucial que un periodista con el coraje y la integridad necesaria confronte a Rodríguez en estas declaraciones. No se trata de desacreditar a una figura icónica, sino de exigir responsabilidad y honestidad en la discusión sobre la Revolución Cubana. Las palabras tienen poder, y las de Rodríguez han sido utilizadas para perpetuar una versión distorsionada de la historia que exime a los verdaderos responsables de la miseria del pueblo cubano.
Conclusión
La historia no debe ser manipulada para justificar las acciones de un régimen que ha mantenido a un país entero en la oscuridad, aislado del mundo y privado de sus derechos básicos. Silvio Rodríguez, con su voz influyente, tiene la responsabilidad de reconocer esta realidad en lugar de perpetuar mitos que solo sirven para mantener el statu quo. Es tiempo de que un periodista valiente lo confronte y saque a la luz la verdad que muchos ya conocen: el aislamiento y la opresión en Cuba no fueron impuestos desde fuera, sino orquestados desde dentro, por aquellos que prometieron liberar al pueblo, pero solo lo encadenaron más.
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