Un juego que no sea sensacional se autodestruye. Así es que el periodismo sensacionalista es una herramienta esencial para que cualquier tipo de juego trascienda y sea reconocido como deporte. Ahora, ¿qué pasa cuando el deporte es tan sensacional que desborda a el periodismo amarillista, así como cuando la realidad supera al mito?
Aunque el periodismo amarillista de la impresión de que es capaz de manejar cualquier evento deportivo, es verdad que el periodismo amarillista necesita controlar el mito, y no que el mito le dicte su propia narración porque entonces se vuelve innecesario.
El futbol es el deporte más popular del planeta, y este tiene una conexión proporcional a la fama de su prensa sensacionalista. Los narradores del futbol y sus comentaristas son unos de los tantos publicistas que le atribuyen una belleza que pocos cuestionan. Es el deporte más bello del mundo, y eso no se discute, y para muchos es parte imprescindible de la vida.
Hasta aquí todo bien, pero el caso en cuestión es el de Lionel Messi en su nuevo club el Inter Miami, el mismo que ha desbordado el sensacionalismo con una realidad que parece de ficción, al punto que ha vuelta a la prensa amarillista en anti-amarillista.
Es lógico que la llegada de Messi a la MLS (Major League Soccer) haya creado suspicacia entre los eruditos de este deporte, ya que esta liga de futbol no está considerada entre las mejores, mientras que el delantero argentino viene de ganar la Copa del Mundo del 2022 en Catar, lo que pone a Messi en la cumbre de su carrera.
¿Cómo es posible que haya escogido enfrentarse a una liga que tiene un nivel técnico menor al de las principales ligas del mundo, y peor aún, que es tan poco popular? Se preguntan los periodistas del futbol mundial. Y es que Messi los ha puesto a contribuir a una liga fuera de la jerarquía y el mito europeo.
Pero la cuestión no termina ahí; es que Messi ha llegado al Inter Miami prácticamente realizando un guion que ni el más amarillista de los periodistas pudo haber pronosticado. Es aquí el conflicto del juego dramático y romántico de Messi con el Inter Miami y toda la afición que se multiplica con una magia hollywoodense en cada uno de sus juegos. No son pocos los comentaristas deportivos que se han resistido al coro del debut de Messi con el Inter, por el mero hecho de proyectar una voz distinta. Simplemente se equivocan, porque no se dan cuenta que el producto en cuestión es genuino y cuenta su historia desde primera persona y no de un tercer punto de vista. Se equivocan aún más al tratar de deteriorar el protagonismo de la llegada de Messi al futbol estadounidense, cuando es evidente que es el talento de Messi el que se impone, y no la debilidad de sus adversarios, al punto que todos los partidos que el Inter Miami ha celebrado con Messi en el terreno fácilmente los pudieron haber perdido. Los desmarques de Messi y sus jugadas que parecen no enfrentar presión de los defensas, él mismo las ha provocado, así como lo ha hecho en el Paris Saint-Germain F.C., en el Barcelona F.C. y en la selección nacional de Argentina.
Es cuestión de tiempo para que todos los que hoy se resisten se rindan ante la historia que Messi hoy escribe en el Inter Miami, la misma que pinta del rosado de la camiseta del Inter Miami a los amarillistas del futbol.
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